sábado, 3 de mayo de 2014

Romanizacion



HUELLAS DE LA ROMANIZACION; EL TESORO DE COYANCA
De la conquista romana del país asturiano el año 19 de Jesucristo, estancia y romanización, apenas han quedado huellas arqueológicas perceptibles en tierras de Carreño.
Ni lápidas, ni monumentos. Si acaso los débiles vestigios referidos de las «mam­mulas» y calzada romana del Monte Arco, una pared almenada, en difícil equilibrio, del que fue altivo castillo o «torruxón» de Illavio y el «tesorillo» de Coyanca.
Torre de Yavio
La torre de Illavio, Yavio o Yevio, como vulgarmente se le llama, es obra a juicio del tantas veces nombrado Posada, «conocidamente romana, derivado su nombre de Flavio». El académico candasín, puntualiza en 1790 que, en sus días se mantenía íntegro con sus murallas de circunvalación, teniéndole por construido antes del tiempo del Emperador Vespasiano y al lado del cual creía que hubiese población romana, supuesto probablemente confirmado con la aparición del llamado «tesoro de Coyanca», por el nombre del término donde ha sido hallado y en el cual está enclavado lo que queda del castillo.
Tuvo lugar la aparición del mismo en diciembre del año 1961, sobre un montícu­lo de roca caliza, bajo el cual se hallaba la cueva conocida con el nombre de la «Priola». Montículo y caverna desaparecidas como la «Cueva Oscura», al convertirse en la cantera llamada del «Cueto» intensamente explotada para necesidades de la Siderurgia. Precisa­mente cuando un obrero levantaba un «tapín» (trozo de tierra y césped) para limpiar una roca en la preparación de un barreno, a un golpe afortunado de pico, saltaron por los aires numerosas monedas de oro, en tanto otras se desparraban por el suelo y algunas más quedaban entre los pedazos de una vasija de barro dentro de la cual a poca profundidad estaban escondidas. Nunca pudo saberse el número de las halladas, ya que los descubri­dores tuvieron buen cuidado en poner a recaudo sin decir a cuánto ascendía el tesoro, limitándose a mostrar las que creyeron oportuno. Unicamente se rescataron siete mone­das que se hallan actualmente entre los fondos numismáticos del Museo Arqueológico Provincial. Del hallazgo dio amplia información la prensa de Oviedo: el diario «Región» el 31 de marzo de 1961 y «La Nueva España», el 16 de abril del mismo año.
Torre de yavio

Las siete piezas «son áureos acuñados entre los 54 y 138 de nuestra era. Una de Nerón (54-68); una de Vespasiano (68-79); dos de Trajano (97-119); tres de Adriano (11Z-138). Son piezas de buena Ley. La Talla es la establecida por Nerón, de 45 en libra»
Ortofoto de la torre de Yavio ( en circulo de color)
Sobre tesoros escondidos en Coyanca, de tiempo inmemorial se había forjado una leyenda que transmitida ininterrumpidamente de padres a hijos trascendió a otros lugares, demostrado por la llegada en distintas épocas de buscadores de riquezas, quienes cavaron dentro de la vieja torre de Yavio, al lado de las cuevas o de determinadas rocas calizas, sin que jamás hallasen nada de lo buscado. Además, un vecino del lugar llamado «Campanal», aldea del término de la propia Coyanca, poseía una «gaceta» en la que se señalaba la existencia de un tesoro escondido por aquellos contornos, cerca de una ca­verna, al lado de alguna peña. Ha sido famosa la «gaceta» de Campanal, que todos los vecinos conocían, mas ninguno le daba crédito y hasta se mofaban de su propietario que no salía de la pobreza de humilde campesino. Pero lo cierto ha sido que, cuando muerto él y extrañamente perdida «la gaceta» , el «tesoro de Coyanca, como hemos dicho repetidamente, apareció. Monedas de oro que, cuando posiblemente circulaban por Carreño, ocurrían en Roma extraordinarios sucesos: Nerón había decretado la primera, más cruel y sangrienta de las persecuciones contra los cristianos y en el año 66 morían degollados los Apóstoles Pedro y Pablo.
Vueltos a la romanización, de ella nos queda, si acaso, el recuerdo de las «Villas», consideradas como unidades económico-sociales. No como entidad urbana o cabeza de término, sino organización rural con casa señorial e instalaciones anejas, en cierta medida precursoras de la tradicional «casería» asturiana. Lo más parecido a las viejas «casonas solariegas» de la nobleza rural de nuestras parroquias de las que aún quedan algunas con sus antojanas empedradas, tendejones, establos, lagares, tenadas y los hórreos, con los que, según Jovellanos, ya se encontraron los conquistadores.

De la existencia de estas «villas» en nuestro Territorio dan cumplida cuenta el «Liber Testamentorum», de la Santa Iglesia Catedral de Oviedo; la «Colección Diplomá­tica del Monasterio de S. Vicente de Oviedo»; el «Cartulario del Monasterio de la Vega»
el de S. Pelayo, ambos de Oviedo; el «Archivo Histórico Nacional» y la Real Academia de la Historia, Madrid. Las mencionadas entre los años 842 y 1227, son: «Villas de Carrió, Tabaza, Candás, Perán y Condres; de Prendes, Chores o Cores (Santiago de Ambás) y de Hüerno, en la misma feligresía; de Cueto, en el Valle de Carreño y villa Villar en la pa­rroquia de S. Esteban de Guimarán.

Sin embargo, como más importante y trascendental hasta nosotros se conserva y persiste la lengua vernácula, la del país, el «bable»  que todavía se habla en cierta medida por algunas aldeas de los valles y montañas del Principado. El bable auténtico, el que brota de la entraña popular. No el artificioso, mixtificado, falso e impuesto, que trata de surgir en algunos ambientes ciudadanos... Nos referimos al «bable» heredado; la lengua con que se nombran las parroquias, aldeas, montes, regalos, senderos, veredas, ca­leyas, bosques y fincas, de clarísima progenie y noble estirpe. Y nada digamos de las de las herramientas agrícolas, «los preseos de la llabranza», todos con denominaciones la­tinas. Cual aduce Jovellanos, «se debe todo ello a aquella nación guerrera y sabia», a Roma.
La agricultura en Asturias entera, es un don de los romanos. Se ha dicho que «con su conquista la trajeron y con su dominio la impusieron». En efecto, nos enseñaron los adelantos agrícolas, a mejorar los sistemas de explotación de las tierras limitados hasta su llegada al aprovechamiento común de los pastos y pequeños cultivos colectivos de mijo, echada y escanda.
Finalmente, recuerdo eterno de la presencia de Roma por estas tierras carreñen­ses, es el Monte Areo, en cuyo nacimiento de la Punta de Torres bañada por el mar, se erigieron las célebres Aras Sextianas en honor a César Augusto en los primeros años de la Era Cristiana, de las cuales por vez primera dio conocimiento, por el año 50 de Cristo, el geógrafo gaditano Pomponio Mela: «En el litoral de los astures está el pueblo de Noega; y las tres Aras que llaman Sextianas están situadas en una península y consagradas con el nombre de Augusto hacen famosas aquellas tierras antes desconocidas» .
Tierras que, fija el canónigo de la Catedral de Oviedo, Arcediano de Tinco, don Alfonso Marañón de Espinosa, con esta puntualización: «los romanos victoriosos entraron por Asturias y llegando al Mar Océano en donde se juntan los dos concejos de Gijón y Carreño, a orillas del río Aveno  junto a la mar, pusieron en señal del triunfo y victo­ria un Ara o altar a Augusto César» .

Pues bien; el sitio exacto del emplazamiento, tal dijimos anteriormente es el nacimiento del Monte Arco, que lleva y perpetúa el nombre del testimonio histórico más
importante de la estancia de los romanos en Asturias: las Aras. Monte Arco quiere decir, -Monte de las Aras» .
Y sobre todo lo antedicho, merece la pena recordar que «la mayor gloria de Roma es haber preparado el camino de Jesucristo>. ¿Acaso habrá sido alguno de sus soldados quien trajo el primer aviso del nacimiento del Redentor y la semilla del Evangelio que un día habría de enraizar en este territorio? El centurión S. Marcelo y otros compañeros de la VII Legión, asentada en León, sufrieron martirio en el siglo 1. No debe olvidarse que por sendas de la invasión el Apóstol Santiago, Hijo del Trueno» y «Pescador de Almas» como le llamó el Maestro, estuvo en España por los años 30 al 36 y en algún texto, irideci- samente, se apunta la posibilidad de que haya estado en Asturias...
No sólo eso. Sino que se ha dicho que convirtió al cristianismo al supuesto gijonés Torcuato, primer cristiano de Asturias, más tarde Santo, uno de los Siete Varones Apostó­licos. cuyas prédicas «hicieron abrazar al cristianismo a muchas gentes de Gijón y pue­blos inmediatos»
Area sextiana
Area sextiana
 La lápida de mármol de 2.700 kilogramos tiene una inscripción en honor del emperador Augusto que la convierte en el documento fechado más antiguo de Asturias.El estudio del ara sextiana -denominación discutible aunque comúnmente aceptada- se debe a Francisco Diego Santos, nonagenario historiador que ha analizado prácticamente todos los epígrafes asturianos y que la llama lápida de Augusto. La inscripción se realizó en honor del emperador, que acababa de sofocar a los últimos rebeldes asturianos. Dice que estaba en «tribunicia potestad XXXII sacrum» que corresponde al año 9 de nuestra era, así que hace exactamente dos mil años fue esculpida.La lápida estaba en el cabo Torres -sobre el actual puerto del Musel- donde había dos importantes edificaciones romanas. Es una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador. Como el gobernador, después, participó en una conspiración que le costó la vida a Germánico, su sobrino el emperador Tiberio decretó una «damnatio memoriae» y fue borrado el nombre de Cneus de todas las inscripciones. También del ara sextiana, las señales de la censura son evidentes.

La lápida reaparece en función de altar en una capilla «entre Carreño y Candás», según anota Tirso de Avilés «cerca del río Aboño y del mar». Se supone que fue arrojada desde la Campa Torres. El padre Carballo y Constantino Cabal también la citan en ese paraje, en la capilla de San Juan. A mediados del siglo XVIII es trasladada, según Julio Somoza, a la capilla de Santa Clementina de la casa que tenían en Carrió los condes de Marcel Peñalba. Ahí la cita a su vez Jovellanos. Y en 1894 se traslada a Luanco. Estuvo instalada en el huerto de Atanasio Ávila y después en el rellano de la escalera de su casa, «ahí estaba cuando en 1960 la compró mi padre», según recordó ayer Francisco Manzanares.

La vendió Carlos Gil de Arévalo, después de ofrecérsela a la Diputación que le dio largas así que, indignado, se la brindó a Manzanares por debajo del valor que pensaba obtener.«Tenía yo 10 años», comenta Manzanares hijo, «la transportaron en una camioneta. Tardaron cinco horas en cargarla en Luanco y seis en descargarla aquí, en Oviedo. Conmigo estaba Juanín Cueto Serrano, los dos emocionados, jugando y viendo todo aquello».

Inmediatamente se desató la tormenta aunque durante siglos apenas había sido tenida en cuenta la magnífica pieza romana. El periodista gijonés Francisco Carantoña protestó diciendo que debía estar inexcusablemente en su ciudad. Manzanares tuvo que ir a Madrid a dar explicaciones personalmente al ministro de Educación, Jesús Rubio. Cuando el Ministro le afeó que se hubiese interpuesto en una adquisición que iba a efectuar la Diputación Provincial de Oviedo, Manzanares le enseñó una carta del vendedor en la que relataba la molicie y displicencia con que le habían tratado las administraciones públicas y con esa prueba le tapó la boca.

Aun así, el Ministro quiso saber cuál era la opinión de la Real Academia de la Historia y le contestaron que si el ara sextiana la tenía Manzanares estaba en las mejores manos posibles. La polémica localista siguió pero muy amortiguada.

El ara sextiana o lápida de Augusto mide 1,66 centímetros de largo, 80 centímetros de alto y 50 centímetros de fondo. Cada letra tiene una altura de 12 milímetros.
TESORILLO DE AUREOS ROMANOS IMPERIALES
HALLADO EN COYANCA

Entre los fondos numismáticos del Museo Arqueológico Provincial, existe un lote de áureos romanos imperiales, pro­cedentes de Coyanca, caserío de la Parroquia de San Salvador de Perlora, en el Concejo de Carreño.
Del hallazgo dió una amplia reseña la prensa local . No conozco se haya hecho con posterioridad un estudio de las monedas. Por ello ofrezco estas notas, que no tienen otra pre­tensión, que dar a conocer detalladamente las siete piezas, a que quedó reducido el fabuloso tesoro, de cien monedas, se­gún los citados artículos periodísticos.
Las Monedas. Las acuñaciones romanas, tanto de época republicana como imperial, tienen como patrón la libra de 327 grs. Al comienzo del Imperio Augusto se reserva para si la acuñación de moneda de plata y oro. La unidad del sistema metrológico de oro es el áureo, de buena Ley y Talla de 40 en libra, con lo que cada pieza debía tener un peso aproximado de 8,175 grs.
Muy pronto la moneda empieza a degenerar, disminuyen­do la Ley y aumentando la Talla. Ya con Nerón la Talla es de 45 en libra, hasta llegar, en los tiempos de Caracalla a ser de 50 en libra. Ello es causa de la decadencia económica que tiene lugar durante el siglo II.

Las siete piezas de nuestro lote son áureos acuñados entre los años 54 y 138 de nuestra era. Una de Nerón (54-68); una de Vespasiano (68-79); dos de Trajano (97-119); tres de Adria­no (117-138). Son piezas de buena Ley, la Talla es la establecida por Nerón, de 45 en libra.
En la leyenda de la moneda de Nerón (núm. 1), no consta ninguno de los títulos, que nos puedan servir para conocer el año exacto de la acuñación. Por lo que hay que darle el amplio margen de todo el reinado, entre los años 54 y 68.
Canteras de Coyanca en el lugar  " El cueto "
El título de Consul III, nos da para la moneda de Vespasia­no (núm. 2), el año 71, como fecha de acuñación, ya que el consulado por cuarta vez se le da en el año 72.
El áureo núm. 3 es de Trajano. El título de Pater Patriae lo recibe este emperador en el año 98, por lo que la moneda ha de ser posterior a esta fecha. Los títulos de consul IV y V corres­ponden a los años 101 y 103 respectivamente. Por lo que se deduce que esta moneda fue acuñada en los años 101 o 102.
La otra moneda de Trajano (núm. 4), ostenta en su leyenda dos títulos, para poderla fechar. Trajano recibe el consulado por sexta vez en el año 112, pero el otro título nos lleva la acuñación a unos años después, es el título de Particus, que se le da en el 116. Fecha en que ya pudo acuñarse la pieza.
La moneda núm. 5 es de Adriano. El consulado II que os­tenta en la leyenda, nos dá el año 118, como fecha exacta de esta acuñación.
Los áureos núms. 6 y 7 son también de Adriano. El con­sulado III lo recibe este emperador en el año 119. Estas mo­nedas son posteriores, pues, a dicho año; pero no contamos con ningún otro dato para poder dar fecha absoluta. Fue emitida entre los años 119 y 138.
La ocultación. El no conocer la totalidad de las piezas del tesorillo nos hace totalmente hipotética cualquier conclusión. La moneda de fecha mas tardía es del año 138. Si esta es realmente la pieza más moderna de las ocultadas, el motivo de la ocultación sería únicamente la tesaurización.

A lo largo del siglo II y concretamente en tiempos de Mar­co Aurelio ocurren ya verdaderas catástrofes y España sufre la primera conmoción, que predice los desastres de los si­glos III y V.
Aparte de las incursiones de pueblos ajenos al Imperio den­tro de él, hay que tener en cuenta las sublevaciones de cam­pesinos y otros elementos contra el poder. La burocracia em­pieza a hipertrofiarse. El espíritu de organización se fosiliza y transforma en rutina. Como la burocracia es esencialmente urbana, al desarrollarse inicia el divorcio entre la ciudad y el campo, causa principal de la decadencia económica del im­perio, según la tesis de Rostovtzev.
Esta panorámica económica se refleja en la progresiva de­valuación de la moneda e incluso en la escasa acuñación de oro a lo largo del siglo II.
Ello explica el afán de tesaurización de aquellos que po­seyesen moneda de oro de buena Ley y mejor Talla.
Tesorillo de aureos romanos de coyanca
Descrípción de las monedas

1) A: Cabeza de Nerón, laureada, de perfil a derecha, IMP. NERO. CAESAR  AUGUSTUS.                                            
    R: Jupiter sentado, a izquierda, llevando en una mano un haz de rayos y en la otra un       cetro. IUPPITER CUSTOS.
Fecha: años 54 al 68 de J.
Peso: 7,150 grs.
Módulo: 17 mms.
Referencia: Cohen núm. 118.

2) A: Cabeza de Vespasiano, laureada, de perfil a derecha. IMP CAESAR VESPASIANUS AUG TR P.
R: La fortuna de pie, a izquierda, llevando en una ma­no un látigo, en la otra un cuerno de la abundancia. COS III FORT RED.
Fecha: año 71 de J.
Peso: 7,120 grs.
Módulo: 17 mms.
Referencia: Cohen núm. 96.
3) A: Cabeza de Trajano, laureada, de perfil a derecha. IMP CAES NERVA TRAIAN AUG. GERM.
R: Hércules de pie, de frente, desnudo y sobre un al­tar. Lleva en una mano una maza y en la otra la piel de león. P. M. TR. P. COS. HL P. P.
Fecha: año 101 a 102 d. J.
Peso: 7,120 grs.
Módulo: 17 rnms..
Referencia: Cohen núm. 231.
4) A: Busto de Trajano, laureado, de perfil a derecha, con manto y coraza. IMP. CAES NER TRAIAN OPTIM  AUG GERM DAC.
R: Busto radiado del Sol de perfil a derecha. PARTHI CO P M TR P COS VI P P S P Q R.
Fecha: 116 d. J.
Peso: 7,050 grs.
Módulo: 17 mms.
Referencia: Cohen, núm. 187.
5) A: Busto de Adriano, laureado, de perfil a derecha, con manto y corazón. IMP CAESAR TRAIAN HADRIA­NUS AUG.
R: La Concordia sentada a izquierda, teniendo en la
manto y coraza. IMP CAESAR TRATAN HADRIA‑
abundancia, detrás una estatua de la Esperanza. En
el exergo CONCORD; en torno P M TR P COS II.
Fecha: 118 d. J.
Peso: 7,150 grs.
Módulo:, 17 mms.
Referencia: Cohen, núm. 252.
6) A: Busto de Adriano de perfil a derecha, laureado, con manto. IMP CAESAR TRAIAN HADRIANUS AUG.
R: Roma sentada sobre escudo y coraza. Llevando una victoria en una mano y un cetro en la otra. P M. T R P COS III.
Fecha: entre los años 119 y 138 d. J.
Peso: 7,250 grs.
Módulo: 17 mms.
Referencia: Cohen, núm. 1097.
7) A: Busto de Adriano, laureado, de perfil a derecha, con manto. IMP CAESAR TRAIAN HADRIANUS AUG.
R: Roma sentada sobre escudo y coraza. Llevando una victoria en una mano y un cetro en la otra. P M T R P COS III.
Fecha: entre los años 119 y 138 d. J.
Peso: 7,250 grs.
Módulo: 17 mms.
Referencia: Cohen, núm. 1097.
Bibliografia y fuentes consultadas.- BIDEA Tesorillo ... por Matilde Escortel Ponsoda.
Historia del concejo de Carreño... por Marino Busto.- Terrae antiqvae "El ara sextiana cumple 2000 años" por Jose Luis Santos Fernandez
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