jueves, 17 de abril de 2014

Necrópolis de El Monte Areo



Areo- La necrópolis de El Monte Areo es una extensa necrópolis que cumple el papel de un complejo funerario múltiple, reuniendo sobre un eje de poco más de cuatro kilómetros, distintos agrupamientos de tumbas, verosímilmente correspondientes a comunidades prehistórica diferentes, localizables tanto al N. como al S. de la sierra, disponiendo seguramente de territorios de hábitat y de aprovechamiento económico establecidos con cierta precisión. Ha sido declarada Bien de Interés Cultural en el BOE 272 de 14/11/1995
El entorno.- Desde el punto de vista físico, el Monte Areo se erige como el accidente orográfico más acusado de la región de Peñas extendido desde el río Tabaza hasta el comienzo de la ría de Aboño, con una longitud de siete kilómetros, entre los concejos de Carreño y Gijón.

En el Monte Areo un relieve estrecho y alargado que en dirección O.SO-NE.E se extiende por los concejos de Carreño, especialmente, y Gijón, finalizando al NE. en Campa Torres, en aguas del mar Cantábrico. Actúa como una aparente barrera de separación entre las tierras de suave topografía de la región costera de Peñas, al N., y la cuenca sedimentaria central asturiana, al S. Esta posición destacada permite que se vea la sierra desde puntos diversos, ofreciéndose como una referencia espacial de primer orden. En su conformación son también determinantes la baja altitud y el aplanamiento (en realidad son viejas plataformas marinas), dispuesto su lomo, sumariamente, en dos escalones que se suceden en torno a los 150 metros y 250 metros de altitud. La elevación sobre las áreas bajas que domina es discreta: 175 metros en el N. y, algo más acentuada, 200 metros en el S., pero suficiente para erigirse como un espléndido mirador, tanto hacia la región de Peñas, con el océano al fondo, como sobre extensos sectores de la cuenca central. Pese a esta situación de dominio, las tierras bajas están próximas y el tiempo de desplazamiento desde las mismas hasta los dólmenes y túmulos resulta breve. Esta última nota delata la perceptible cercanía entre el espacio vital y el funerario
Necrópolis.- El Monte Areo fue, durante la Prehistoria reciente, un importante territorio funerario para las sociedades neolíticas instaladas en el segmento territorial que abarca la región de Peñas y parte de la cuenca central asturiana.

Del uso funerario y ceremonial de este Monte se identifican todavía una treintena de monumentos tumulares en grado distinto de conservación, si bien describiendo un ámbito monumental organizado en necrópolis de dos o tres de tales túmulos, localizado perfectamente en las parroquias de El Valle y Guimarán, ambas en el concejo de Carreño. Globalmente la dispersión tumular se extiende en un eje de 4.300 metros desde el conjunto de El Llano, el más occidental, hasta los túmulos números XVIII y XIX, en el oriental (véase mapa de la necrópolis en la documentación anexa).

Hasta el momento fueron analizadas y debidamente estudiadas en varias excavaciones arqueológicas cinco de esas arquitecturas que, en conjunto, ofrecen el panorama arqueológico más completo del fenómeno megalítico en el territorio asturiano. Gracias a dichas excavaciones se conoce bien la composición de dos de esos conjuntos funerarios, los que
fueron denominados como Les Huelgues de San Pablo (Guimarán) y El Llano (El Valle).



Del análisis de los monumentos y de sus contenidos instrumentales (ofrendas mortuorias) podemos inferir conductas distintas que acaso señalen también tiempos diferentes en el uso funerario del Monte. En tal supuesto, los monumentos de Les Huelgues de San Pablo podrían corresponder a un momento más antiguo o arcaizante que los sepulcros erigidos en El Llano.

Tanto la información arqueológica con sus sistemas propios de aproximación cronológica, como la proveniente del método del C-14, permite afirmar que, al menos, el tiempo de vigencia de la necrópolis del Monte Areo, en El Llano y Les Huelgues de San Pablo, se establece entre los últimos siglos del IV y comienzos del III milenio antes de Cristo.
Tipologia- Los monumentos investigados procuran, además, una curiosa variedad tipológica que se ajusta a la cada más perceptible aceptación de la diversidad y riqueza formal en arquitecturas y procedimientos rituales integrantes del mundo funerario neolítico. Las formas reconocidas se pueden ordenar sumariamente:
  1. Dólmenes típicos simples de túmulo bien construido, recubierto por una coraza pétrea y acogiendo en su interior cámaras cuadrangulares, cerradas, de cubierta monolítica.
  2. Dólmenes de vestíbulo y cámara alta, con una altura interior del ámbito específicamente sepulcral, próxima a los dos metros.
  3. Túmulos sin definición cameral precisa pero de considerable entidad monumental (hasta 20 metros de diámetro).


El conjunto de ofrenda que constituyen los ajuares funerarios, desde las hachas pulimentadas hasta las numerosas lámina de sílex, las puntas de flecha o ciertos objetos de adorno o suntuarios, en azabache o cristal de roca, expresa las directrices técnicas y culturales de las poblaciones neolíticas, así como fenómenos de gran interés como la selección-importación de manufacturas, formas remotas de comercio, etc.

Esta extensa necrópolis cumple, en fin, el papel de un complejo funerario múltiple, reuniendo sobre un eje de poco más de cuatro kilómetros, distintos agrupamientos de tumbas, verosímilmente correspondientes a comunidades prehistórica diferentes, localizables tanto al N. como al S. de la sierra, disponiendo seguramente de territorios de hábitat y de aprovechamiento económico establecidos con cierta precisión.
Dolmenes- El Areo alberga la necrópolis tumular más importante del Norte de España. Un túmulo es un monumento funerario prehistórico formado en general por un montículo en cuyo interior aparece una cámara donde se deposita el cadáver. Esta última estructura se llama dolmen y está formada por bloques de piedra colocados verticalmente con otra piedra que sirve de tapa o cobertera. Estos dólmenes de Monte Areo, de hace aproximadamente 5.000 años, fueron desde siempre y como era habitual en toda Asturias, brutal e inútilmente saqueados por pseudoarqueólogos sin conocimientos y muchas veces siguiendo leyendas sobre tesoros escondidos del tiempo de los moros.

Más de treinta dólmenes están repartidos por la planicie llamada así precisamente los Llanos, este apelativo le sobreviene por tratarse de una gran llanura en la que se pensó instalar el primer aeropuerto de Asturias.

Desde 1991-1997, la Universidad de Oviedo realizó estudios arqueológicos dirigidos por el profesor Miguel Ángel de Blas Cortina. En el año 2000 se firmó un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Gijón, la Mancomunidad Cabo Peñas ( que integra a el Ayuntamiento de Carreño y el limítrofe de Gozón), y la Universidad de Oviedo, en el marco de dicho convenio en el año 2001 se elabora el Plan director para la promoción cultural del Monte Areo. La dirección científica del mismo fue desarrollada por Miguel Ángel de Blas, y en la labor de coordinación intervinieron, Ángel Villa Valdés, Carmen Suárez López, el inventario arqueológico fue realizado por Otilia Requejo Pagés, y Cristina Arca, el patrimonio etnográfico, es obra de Juaco López Álvarez, el Patrimonio artístico fue analizado por Vidal de la Madrid Álvarez, y el estudio botánico por Vicente Rozas Ortiz.

Tomando como referencia este Plan Director el Ayuntamiento ha desarrollado y desarrolla diferentes Talleres de Empleo encaminados a la ejecución de dichas recomendaciones Parque Monte Areo I, dirigido por Esperanza Ibañez "Parque Monte Areo II", dirigido por Valentín Salvadores Rubio y Parque Monte Areo III, dirigido por Javier González Fanjul. Todos estos Talleres fueron promovidos por el Ayuntamiento de Carreño y el Principado de Asturias, a través de la Dirección General de Formación, para la ejecución de las actuaciones previstas en el Plan Director para la Promoción Cultural del Monte Areo.

En la actualidad dos son las áreas dolménicas que pueden ser visitadas Cierru Los Llanos, en la parroquia del Valle y Les Huelgues de San Pablo en Guimarán, aunque son más de treinta las construcciones prehistóricas identificadas.


Area Dolménica Cierru los Llanos- Es un túmulo de unos 340 metros cuadrados de superficie circular, construido con capas de tierra envolviendo una cámara sepulcral de bastante altura, en torno a dos metros en su interior, edificada con las grandes lastras (la del techo pesa 2.900 kilos) de roca cuarcítica, normalmente muy alterada, extraídas de los crestones que emergen en los rebordes superiores de la sierra. Compone la cámara un modelo de dolmen ya evolucionado: a esa cavidad sepulcral se podía acceder a través de un pequeño pórtico o vestíbulo cuya entrada se abría a levante.
Este Dolmen, identificado por el equipo de arqueólogos de la Universidad de Oviedo como Monte Areo XV, señala el apogeo de lo megalítico, lo dolménico, en la comarca costera central de Asturias, tiempo fechable en torno al 3.000 a.c.

Tipológicamente es un dolmen clásico, provisto de un corto corredor o pórtico. Este rasgo estructural es frecuente en otras regiones megalíticas próximas: Galicia o Submeseta norte, es por el momento raro en todo el extenso territorio del Cantábrico que media entre las cuencas de los ríos Eo y Bidasoa.

En este dolmen se hallaron entre otras una pieza de azabache (oliveta) perforada, varias láminas de sílex (la pieza mayor mide 120 mm de longitud), puntas de flecha de sílex, y cuarzo, y un ejemplar de cuarzo filoniano de buen tamaño y gran limpidez.

Los accesos a este túmulo son varios, pero más fácil es el que se detalla a continuación: carretera CE-6 Pervera-Ambás a la altura de la parroquia de El Valle, en el barrio Fancornio tomar desvío a la izquierda, hay una señal que indica pista de Aeromodelismo. Por esta subida encontraremos en el margen izquierdo el mirador natural de la Peña el Carro. Se continúa por la misma pista hasta llegar a un cruce de caminos. Si se continúa de frente en el margen derecho encontraremos el dolmen. Por contra si torcemos a la izquierda hallaremos el Área Recreativa y la Pista de Aeromodelismo.





Area Dolménica Les Huegues de San Pablo- Es según de Blas Cortina el túmulo mejor conservado de todos los que integran la estación prehistórica, constituye un ejemplo clásico de dolmen simple o, mejor, dicho de los que se denomina cofre megalítico. Su cámara sepulcral se ofrece, en efecto, como un gran cajón formado por gruesas lastras de cuarcita, con una única tapa de la misma roca.

Una vez construida la cámara fue envuelta lateralmente por una masa ordenada de bloques de piedra.

Las fases subsiguientes atendieron al recubrimiento de la tumba con potentes capas de sedimento, alternadas y fortalecidas por otras capas, asentadas, de piedras de buen tamaño. El túmulo así construido quedaba delimitado perimetralmente por un anillo también de bloques. Su sólida construcción favoreció su perennidad.

Este dolmen se identifica por el equipo de arqueología de la Universidad de Oviedo como Monte Areo VI.

Los instrumentos hallados en este túmulo no reflejan una fase megalítica avanzada: un raspador, una pequeña azuela de fibrolita, lascas...







En cuanto a su ubicación: Varios son los senderos que nos llevan a este dolmen, quizás el que menor riesgo de perdida entraña es por la carretera CE-6, a la altura de la parroquia de Guimarán, en el Bº de Cespedera, tomar el desvío conocido como Subida a San Pablo (siguiendo el Camino de Santiago). Al final de la subida continuar por la pista en dirección al picadero de caballos y tomar el desvío a la izquierda. El túmulo se encuentra en el margen derecho de la calzada




El Monte Areo, situado en el conceyu de Carreño, es un territorio funerario neolítico correspondiente a los milenios V a III antes de nuestra era.
Fue catalogado por primera vez en 1801 por el historiador candasín Carlos González de Posada y Menéndez aunque el yacimiento ya era de sobra conocido por los paisanos del

contorno que atribuían los túmulos a tumbas de los moros, y decían que en uno de ellos estaba enterrada una gallina con su pollerada, toda de oro, y muchos intentaban encontrarla lo que ocasionó el expolio de algunos túmulos. Una leyenda local, actualmente casi olvidada habla de un mendigo que pidió albergue a una familia de Valle. De noche, mientras el hombre de la casa atendía al ganado, sorprendió al mendigo mirando al Monte Areo, por aquel entonces llamado Iroba, y diciendo: “Monte Iroba, Monte Iroba, tierra rica y xente boba”. Al preguntarle el porqué de aquellas palabras, el mendigo explicó que bajo uno de los túmulos había un tesoro compuesto por una gallina, doce polluelos y doce barras, todo de oro. Además explicó que él solo no podía buscar el tesoro, así que bajo sus indicaciones hallaron el tesoro. La familia pobre de Valle pasó a ser muy rica, compró grandes extensiones de tierra y construyó dos palacios que todavía existen, uno en Valle y otro en Candás, en este último existía una capilla adosada conocida como “La capilla de los doce”, donde hicieron pintar en los dos laterales del altar una gallina, doce polluelos y doce barras. Sus descendientes llegaron a ser “Señores de Pendón y Caldera” pero por reveses de la historia fueron perdiendo sus riquezas, los palacios pasaron a otras manos y el altar de la Capilla de los Doce fue totalmente retocado, desapareciendo las alusiones al mítico tesoro hallado en los dólmenes del Monte Areo.



En julio de 1.792 Jovellanos realiza un viaje de Gijón a Belmonte de Miranda pasando por Avilés, Pravia, Cornellana, Cudillero y Candás.La salida la hace por el Oeste de Gijón, cuya descripción tiene lugar el 14 de julio de 1.792.
Salimos de Gijón a las cuatro dadas de la tarde, sol fuerte, templado por el nordeste; camino nuevo para mí por Jove a Puago, y su puente sobre el río que va a Aboño; vega harto ancha, que puede ser el "Estuarium Mágnun" de Pomponio Mela, porque por una garganta comunica con el estero de Aboño, y antes que éste se llenase de arena y la vega de tierra derribada de las alturas, pudo ser todo un grande estero. las peñas de las altas laderas acaso comfirman esta conjetura. El río divide los concejos de Gijón y de Carreño. Súbese el monte de San Pablo, y corriendo por él se baja al valle de Carreño, atravesando el camino por la parroquia de Güimarán. Terreno hermoso, fértil, bien cuidado y plantado.")

DEL AYER AL HOY
El desaparecido escritor Marino Busto, cronista oficial de Carreño durante cuatro lustros y colaborador en muchos periódicos y revistas, no desmayó hasta encontrar los misterios que ocultaba el Monte Areo (de 264 metros de cota y límite de Gijón y Carreño). La necrópolis tumular más importante de Asturias, con 30 dólmenes. Además del campo de dólmenes (a medio descubrir), el monte Areo siempre fue afamado, pues por su ladera cruzaba una calzada romana y un ramal del Camino de Santiago 8por la campa de San Pablo, citada por Jovellanos, y donde había una famosa capilla). Sus mejores accesos son por Güimarán, el Valle y Ambás, en el municipio de Carreño; y Serín, Montiana o Poago, en tierras del concejo gijonés. Se puede recorrer el monte por varias pistas o caminos que lo surcan en todas las direcciones.
Parece ser quepor el monte Areo iba un ramal de la famosa calzada romana o Camín Real de la Mesa, que unía tierras leonesas con la costa asturiana, concretamente Astorga con las Aras Sextianas de la Campa Torres, pasando por Lucus Asturun (Llanera). En una zona del Monte Areo, conocida por Peña l´Carru, aún queda algo de esa calzada, pero la reciente concentración parcelaria y las numerosas pistas que por allí hay ahora, hicieron desaparecer muchos vestigios del pasado. Entre otros destrozos se construyó un antiestético mirador sobre esa famosa peña que hizo desaparecer los restos de la posible vía romana.
Marino Busto se encargó de divulgar la existencia de estos restos, para este gran estudioso el nombre de Monte Areo podría corresponder al de "Iroba", que según una antigua leyenda querría decir "tierra rica y gente boba"en referencia a ciertos tesoros supuestamente all,i escondidos, o monte "de las Aras". Lo cierto que es que siempre fue un lugar mágico o sagrado, tanto por los sepulcros prehistóricos (dólmenes), como por su calzada romana, o su posterior Camino de Santiago, o sus ermitas del Viso, Los Remedios, San Pedro y San Pablo, protegidas por una fortaleza del siglo X.
El Monte Areo es tan plano (una zona se conoce por La Llana)que se barajó la posibilidad de instalar allí el primer aeropuerto de Asturias, pues además se trata del lugar en el que no suele haber nieblas. Gillermo Schulz, autor del mapa de Asturias en 1.868, decía de esa montaña que algunos espacios pudieran haber sido nivelados artificialmente por la mano del hombre. Hay quien opina, como Julio Somoza en 1.908, que las nivelaciones que dominan a gijón estarían destinadas a los campamentos de maniobras de los soldados romanos de IV Legión Macedónica, de guarnición en esta villa y pudo haber población romana.

El historiador candasín González de Posada, en su libro manuscrito de 1.792, ya citaba unos "tumbos" o "mamulas" en medio de las llanuras de esta montaña, junto a varias lagunas. Decía que esas elevaciones del terreno eran sepulcros antiquísimos. Y, en lo cierto estaba, pues en el año 1.989, siguiendo esas noticias y recorriendo el Monte Areo se dio con ellos y Marino Busto lo hizo público en la prensa gijonesa. Descubrió los túmulos de un auténtico campo de sepulcros prehistóricos. Dólmenes que resultaron ser de hace 5.000 años según los expertos.