domingo, 13 de abril de 2014

Los Castros en el concejo de Carreño

  
PROTOHISTORIA "Todos los habitantes de las montañas son sobrios: no beben nada, a no ser agua, duermen en el suelo y llevan cabellos largos igual que las mujeres, aunque para los combates ciñen su frente con una banda. Los hombres van vestidos de negro, llevando casi todos ellos el sago, con el que duermen en sus lechos de paja; utilizan vasos labrados de madera, como los celtas, y las mujeres llevan vestidos con adornos florales." Estrabón - El mundo de los castros"
Vista aerea de un Castro
De esta forma describía hacia el cambio de Era el historiador griego Estrabón los pueblos que habitaban las regiones norteñas en tiempos del emperador Augusto. Eran los habitantes de los castros, las gentes que durante siglos habían poblado estas tierras y que siguieron haciéndolo tras la llegada de los romanos.Hasta entonces, habían construido aldeas que se proveían de todo cuanto les era necesario mediante la explotación de su entorno más próximo o el intercambio con otras comunidades. La competencia y rivalidad entre grupos les obligó a levantar poderosas fortificaciones para proteger a sus familias y sus pertenencias. Durante los aproximadamente mil años transcurridos entre el final de la Edad del Bronce y la plena implantación romana no se conoce en Asturias otra modalidad de asentamiento que el fortificado. Es por esta razón que, aún abarcando un periodo tan vasto de nuestra Historia, la mayor parte de arqueólogos e historiadores coinciden en denominarlo con el término genérico de Cultura Castreña por ser éste, el del hábitat fortificado, el rasgo más representativo, poderoso y reconocible de los pueblos asentados, entre otros, en el territorio de la actual Asturias. El castro era, en esencia, un poblado instalado en una posición topográfica dominante al que sus habitantes dotaron además con defensas casi siempre monumentales. Los fosos y murallas que protegían el caserío son la mejor expresión del tipo de sociedad que las concibió. Durante los siglos previos a la conquista romana, periodo que en términos arqueológicos se denomina Edad del Hierro, los habitantes de la región se organizan en comunidades autárquicas que competían entre ellas por los recursos más indispensables: la caza, las tierras cultivables, la madera, los yacimientos minerales, etc. Gracias a las excavaciones arqueológicas hoy sabemos de su habilidad en el alfar, de su pericia metalúrgica y capacidad artística para la fabricación de joyas. Estas actividades se desarrollaban al abrigo de las murallas, junto a las cabañas de planta circular o de esquinas redondeadas que se distribuían en torno a otras construcciones singulares de uso colectivo como la sauna o las casas de asamblea.
Agrupacion de viviendas en un Castro

 EL CASTRO DE LA BARRERA : Son indicios de la protohistoria en Carreño, los topónirnos de «castros» o poblados fortificados, atribuidos generalmente a pobladores celtas. Tales el «Castro de la Barrera» en Santa María de Logrezana, reconocido, y los supuestos de Huerno, término de la pa-rroquia de Santiago de Ambás y, del lugar de «Castro», de la de S. Salvador de Perlora. A esta etapa, en que se inician las noticias escritas hasta su generalización en la historia de los pueblos, se le atribuyen una duración superior a los mil años. En su transcurso aconteció la llegada a Asturias de gentes indoeuropeas que se encontraron a los habitantes autóctonos con los que coexistieron en recíprocas asimilaciones de culturas. Aun cuando no totalmente compartida, es mayoritaria la creencia que de las invasiones precedentes a la romana, han sido las de los celtas las más importantes e influyentes, hasta el punto de suponerse que Asturias fue en gran parte celtizada. A nuestro concejo de Carreño, no pudo sucederle menos y, si los «castros» se aceptan como celtas, en este Municipio los hubo, algunos como el dicho de «la Barrera», consta en el Catálogo de los existentes en el Principado de Asturias, concediéndosele una antigüedad de 1.000 a 650 años antes de Cristo. Se le sitúa dentro de la cultura del bronce atlántico. El «Castro de la Barrera» está en el lugar de Castiello, feligresía de Logrezana, sobre una prominencia entre las carreteras de Gijón-Avilés y ramal de Tabaza a Perán. Le hemos reconocido varias veces con muchas dificultades por hallarse recubierto de maleza entre espesos eucaliptos. Apenas quedan vestigios de los fosos y de algunas edificaciones dentro de lo que sería el recinto fortificado. A sus pies pasa el pequeño río de Tamón, en la antigüedad de caudal abundante como prolongación de la ría de Avilés y navegable hasta Tabaza. Este, con las cortadas laderas del montículo asiento del «Castro», formaban un límite, una defensa, una barrera» protectora del poblado. De ahí la justeza del topónimo. Hasta hace muy pocos años en el solar del Castro estaba abandonado un recipiente monolítico de piedra caliza, rectangular, parecido a una gran bañera y en todo semejante al que se conserva en el «Castro de Coaña» que tiene 3 metros de largo, 1,50 de ancho y 0,60 de espesor, empleado para ritos funerarios en opinión de la mayoría de los arqueólogos. Desdichadamente ha desaparecido, casi con la seguridad destruido en los trabajos de sacar piedra de una cantera sita en el mismo lugar. En el mes de mayo de 1978, el párroco de la parroquia mencionada don Manuel González, entre la maleza del «castro» halló un hacha de bronce, en buen estado aunque con señales inequívocas de haber sido usada. Tenía talón y dos asas para sujetar el mango, de las catalogadas, según el catedrático Jordá Cerdá, maestro indiscutible en protohistoria, del «subtipo de dos asas», llamado tipo «asturiano». De tan importante hallazgo únicamente queda en nuestro poder el valioso testimonio de varias fotografías del hacha que, a los pocos días de su aparición le hemos hecho en el cabildo de la iglesia de Logrezana, sobre unas piedras areniscas artísticamente talladas por el expresado sacerdote.
El hacha, inexplicablemente ha desaparecido al poco tiempo de la Casa Rectoral. HACHA DE PERLORA
 DECRIPCION: Fue localizada en Perlora, en el área del Cabo Peñas, (Monteagudo,77), que De Blas define como un hacha de talón y una anilla, pieza ancha pesada de hoja trapezoidal, lisa y talón de tope recto. Apenas tiene paraleles peninsulares sugiriendo equivalencias con producciones atlánticas, si bien los ejemplares de una anilla, tempranos, reproducen modelos de talón propios del Bronce Medio, tanto en el Oeste como en el Sur de Inglaterra, durante el Bronce Final surgen ya formas más elaboradas claramente distinguibles. (Blas Cortina. 83) Monteagudo sitúa esta hacha en un mismo momento que el correspondiente a las hachas del Bronce Medio como las de tipo bretón de Pruneda (sin anilla), en fechas anteriores al 1.100 a.c. Para Blas Cortina parece más seguro situarla en un episodio posterior como las piezas de hoja lisa y una anilla del depósito de Wallington fechado a partir del siglo XI a, c. por Burgess

 TUMULO DEL MONTE
 DESCRIPCION: Este túmulo es de difícil localización dado el grado de arase al que ha sido sometido por las labores agrícolas, que han afectado gravemente a su masa tumular. No se aprecia hoyo de saqueo ni piedras u ortofostatos que nos hablen de su posible caja dolménica, y tampoco a simple vista se conocen los materiales que componen esa masa tumular. La visibilidad es casi nula al estar rodeada la finca donde se ubica de un denso bosque de eucaliptos y pinos. El túmulo se encuentra en el alto del cordal llamado El Monte, al norte de la zona conocida corno Rebollada, al SW de la denominada Pinzales y al SE de la zona de Colloto Sus dimensiones son: : Eje N-S:12,45 metros : Eje EW: 11,5O metros H rnax.0, S5 metros 


 CASTRO LA CORONA 
DESCRIPCION : El lugar conocido como 'La Corona", ya había sido reconocido con motivo de la realización de la Carta Arqueológica del concejo de Carreño. Aquel momento, dada la densa vegetación arbórea que lo cubría, nos fue imposible afirmar con rotundidad que se trataba de un recinto fortificado. La reciente tala de la mancha de “eucaliptos" que cubría la zona, ha coincidido con mi paso por la zona de forma causal. Visitado el lugar, se observan los indicios suficientes para afirmar La presencia de un yacimiento arqueológico de tipología castreña. Se localiza el yacimiento sobre una pequeña loma que sigue una dirección NW-Se., donde sobresale un promontorio no muy amplio, de forma aproximadamente circular y situado a 84,8 metros de altitud. Tras un primer examen se reconoce la presencia de un aterrazamiento concéntrico que rodea la cumbre y al menos un parapeto de buenas dimensiones en el sector oriental del montículo, que se explicarla en función de la mayor accesibilidad de este sector del castro. El mencionado aterrazamiento está mejor conservado en el E y S, con un ancho aproximado de 8 metros. No hemos documentado restos de estructuras de habitación o de murallas. La ubicación del castro es muy buena y confirma la hipótesis apuntada en las Memorias de las Cartas Arqueológicas del concejo de Carreño y del concejo de Gozón de la existencia de una serie de castros relacionados con las vías naturales de penetración desde la ría de Avilés Gijón, bien por el valle de Logrezana o el de Carreño, bien por la zona de Serín y San Andrés de los Tacones. La visibilidad desde el yacimiento muy amplia en todas direcciones, y no presenta vegetación por la reciente tala de eucaliptos. Desconocemos si se volverá a repoblar el monte. CASTRO EL CASTRO 
DESCRIPCION: Se localiza en un espolón desgajado de la superficie del Monte Areo, en su sector SW, separándose del conjunto por medio de una vaguada que a modo de gran foso corre en dirección NE-SW. Dicha vaguada si bien es evidentemente natural parece ser realzada de manera artificial en la zona inmediata a lo que sería el recinto castreño Allí la pendiente se acentúa hasta llegar a la parte superior que se encuentra aplanada No sería de extrañar que este cambio brusco de pendiente se correspondiera con la existencia de una muralla que presumiblemente se encuentra arruinada. De ser así lo lógico es que si hubiera habido un foso artificial aprovechando la vaguada, este hubiera sido colmatado por el derrumbe de la muralla, disimulándolo. En su lado N. W y S el castro no presenta otra obra de defensa, que por otra parte nos parece innecesaria dado lo acusado de las pendientes que circundan la superficie del recinto interior. Esta es aplanada y sus dimensiones aproximadas son de unos 100 por 50 metros, conteniendo una importante masa forestal de eucaliptos que impiden una mejor prospección. En algunos puntos se observan importantes derrumbes superficiales de cuarcita, en bloques de escaso tamaño, no apreciándose restos constructivos o saqueos en la superficie del castro. La visibilidad desde el yacimiento es la siguiente: 8:Amplia visibilidad (hasta el castro de La Barrera) 90: Nula 180; Amplísima (parroquia de Tamón, concejo de Corvera, concejo de Gijón) 270: Amplísirna (concejo de Avilés) El Castro se localiza - Al N de la Fuente de Ruxídoiro -Al S de la Torre de Huerno -Al E de la Autopista Avilés-Oviedo -Al SW del Monte Areo
Bibliografia: Marino Busto - Historia del concejo de Carreño en la General de Asturias. Elias Carrocera - La cultura castreña en Asturias ( Caja de Ahorros de Asturias) Marino Busto - Carta arquologica del Concejo de Carreño (Ayuntamiento de Carreño). Ángel Villa Valdés - Castros de Asturias, la cultura castreña


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